Día del Investigador/ra Científica/o en Argentina

En 1887, un 10 de abril, nacía en Buenos Aires, Argentina, en una familia de inmigrantes franceses, quien luego sería uno de los científicos más destacados en el área de la Salud, el Doctor, Farmacéutico y Profesor Investigador Bernardo Alberto Houssay.

Fue un estudiante prodigio; obtuvo su título de bachiller a los 13 años en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Intentó ingresar de inmediato a la Facultad de Medicina, pero no fue aceptado por la corta edad; entonces primero estudió Farmacia en la Escuela de Farmacia, y mientras comenzó a trabajar de ayudante en el Hospital Francés. Una vez recibido de Farmacéutico, ingresó a estudiar Medicina con 18 años. Se recibió de Médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a los 23 años. Su tesis le valió el Diploma de Honor. Recibido de médico, trabajó en el Instituto Bacteriológico Nacional (actualmente, Instituto Malbrán), a cargo del Departamento de Sueros y participó de la campaña nacional sobre antídotos de víboras en distintas provincias del país. En el Instituto conoció a los Doctores Salvador Mazza y María Angélica Catán. Por esos años, participó en la creación del Instituto de Fisiología en la Facultad de Medicina de la UBA y fue designado Profesor Titular de la Cátedra de Fisiología, espacio que convirtió en el moderno centro de investigación Instituto Dr. Houssay. En 1922 recibió el Premio Nacional de Ciencias por su trabajo Acción fisiológica de los extractos hipofisiarios. En 1934 impulsó la creación de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC) con la finalidad de conseguir el financiamiento adecuado para que los científicos desarrollen sus investigaciones con más tiempo y resultados más precisos. En 1944 fundó el Instituto de Biología y Medicina Experimental contando entre sus alumnos a Luis Federico Leloir. En 1945 publicó el Tratado Fisiología Humana, en coautoría con figuras destacadas de sus equipos de trabajo como Eduardo Braun Menéndez, Virgilio G. Foglia, Oscar Orías, Luis F. Leloir, Juan T. Lewis y Enrique Hug. La publicación fue traducida a varios idiomas, entre ellos, al francés, inglés, portugués e italiano, siendo un hecho importantísimo para la divulgación científica argentina.

En 1947, mientras se encontraba en su casa de Viamonte 2790, Houssay recibió un telegrama que anunciaba su nominación al Premio Nobel de Medicina y Fisiología. El 23 octubre de 1947 se conocía su premiación y el 10 diciembre, en la ceremonia organizada por la Academia Sueca, recibía el premio por sus descubrimientos en torno a la enfermedad de la diabetes, relacionados con el papel de la hipófisis en la regulación de la cantidad de azúcar en sangre. Fue el primer latinoamericano en obtener un Premio Nobel en ciencias, otorgándole la consagración internacional e instalando a la Argentina en el mundo de la ciencia. El premio fue además un gran impulso que le permitió seguir liderando proyectos de investigación y formando discípulos, siendo uno de ellos Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química en 1970. Un Nobel formó a otro Nobel, ambos científicos argentinos.

Otro de sus numerosos legados, fue la creación el 5 de febrero de 1958, por Decreto Ley Nº 129, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), como centro de investigación nacional, del cual sería su primer presidente continuando hasta su fallecimiento. Con el CONICET, nacía un organismo académico que promovería y continúa haciéndolo, la investigación científica y la tecnológica en el país, brindado a estudiantes e investigadores la oportunidad de realizar una carrera científica y estudios de postgrado.

Si bien tuvo varios ofrecimientos para seguir sus investigaciones en el extranjero, Houssay se propuso seguir haciendo ciencia en la Argentina, más allá de las dificultades económicas y políticas de ese momento; así lo hizo hasta sus últimos días.

Houssay falleció el 21 de septiembre de 1971 en la ciudad de Buenos Aires y fue sepultado en el Cementerio de la Chacarita. La casa donde vivió desde 1925 y hasta su muerte y su archivo personal fueron donados a la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (FECIC), también creada por él, con el objetivo de promover su figura, difundir sus valores y sus logros profesionales y académicos. Fue convertida en museo y declarada Lugar Histórico Nacional en 1999 mediante el decreto 349/99.

En honor a Houssay, conmemorando su natalicio, a partir de 1982 se establece el 10 de abril como el Día del Investigador Científico.
En este día, la UNPSJB saluda a toda la comunidad científica en la convicción de que la generación y la transferencia de los conocimientos que nuestros docentes investigadores realizan con vocación, contribuyen significativamente a la creación del conocimiento como soporte sustancial a la enseñanza para alcanzar niveles de excelencia académica que redundan en beneficios para la comunidad, al desarrollo socio-productivo y cultural de nuestra región, buscando soluciones que contribuyan con las políticas públicas y sustenten el desarrollo del país. A través del posicionamiento del conocimiento científico y tecnológico como motor de desarrollo, una nación crece económicamente, establece un vínculo sustentable con el medioambiente y promueve una mejor calidad de vida para sus habitantes.

La importancia que tiene la investigación para una sociedad en las palabras del Dr. Bernardo Houssay: "La ciencia, la técnica y la investigación son la base de la salud, bienestar, riqueza, poder e independencia de los pueblos modernos. Hay quienes creen que la investigación científica es un lujo o un entretenimiento interesante pero dispensable. Grave error, es una necesidad urgente, inmediata e ineludible para adelantar. La disyuntiva es clara, o bien se cultiva la ciencia, la técnica y la investigación y el país es próspero, poderoso y adelanta; o bien no se la práctica debidamente y el país se estanca y retrocede, vive en la pobreza y la mediocridad. Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico y tecnológico. Y los países pobres lo siguen siendo si no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”.
“No deseo estatuas, placas, premios, calles o institutos cuando muera. Mi voluntad es que no se haga nada de eso. Mis esperanzas son otras. Deseo que mi país contribuya al adelanto científico y cultural del mundo actual, que tenga artistas, pensadores y científicos que enriquezcan nuestra cultura y cuya obra sea beneficiosa para nuestro país, nuestros compatriotas y la especie humana”. “Los países ricos lo son porque dedican dinero al desarrollo científico-tecnológico, y los países pobres lo siguen siendo porque no lo hacen. La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”.

Sección investigadores/as de la UNPSJB

Bernardo Houssay

El llamado "credo Houssay", escrito de su puño y letra en 1943. (Gentileza Archivo Houssay de la Casa Museo B. Houssay-FECIC)

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